jueves, 20 de noviembre de 2014

Ir contra el sistema...


Se habla mucho de ir contra el sistema, algunos se consideran luchadores incansables, enemigos del "Sistema" (sí, con mayúscula porque es nombre propio) y otros víctimas indefensas del mismo. Desde el que habla de una revolución masiva e insulta citando a la  ignorancia y los borregos; hasta el que comenta como odia tantas cosas, pero no puede hacer nada para resolverlas.

¿Qué o quién es el Sistema? Podríamos tener cientos de miles de definiciones: políticas, económicas, religiosas, culturales, todas en una, percepciones, adivinanzas, conceptos individuales, grupales, etc.. ¿Cómo vamos a luchar contra algo que ni siquiera sabemos, a ciencia cierta, qué es? Y ¿por qué tenemos que luchar?

Vivir la vida a tu favor inhabilita cualquier sistema pero no es fácil porque nadie nos ha enseñado a hacerlo. En primer lugar, la simple frase puede sonar a egoísmo o a hacer daño a los demás para conseguir lo que quieres. Y ahí empieza el problema. Pensar en tu bienestar, en tu tranquilidad, en tu felicidad, no es egoísta. De hecho es lo mejor que puedes hacer por ti y por los demás.

Cuando nuestro bienestar depende de otros, sólo encontramos frustración. Y eso es lo que se nos ha enseñado; esperamos que la gente cambie, esperamos que el gobierno mejore, esperamos que nuestro jefe nos de el trabajo que queremos, esperamos que nuestra pareja nos haga felices. Y así como esperamos, también culpamos. Culpamos a nuestros amigos, a nuestros padres, a nuestras parejas, a nuestro jefe, a nuestro gobierno. Es en ese punto cuando nos damos cuenta de que no tenemos herramientas para que suceda todo lo que queremos y en lo que creemos, que no tenemos posibilidad de decisión en nuestra propia vida y por lo tanto, tampoco tenemos responsabilidad. Ahí aparece "el Sistema", ese gran mito al que se puede describir de maneras tan variadas. El Sistema nos frustra, nos inhabilita, no nos deja vivir. 

Cada vez hay más gente que para un momento, piensa, reflexiona, se sale del mito y decide hacer su vida, suya.  Asume la responsabilidad de su vida, de lo que le sale "bien" y lo que le sale "mal", lo que le gusta y lo que no; aprende de sus vivencias, resuelve sus problemas... Vive a favor suyo. Así no existe enemigo, la culpa no es de nadie (no hay culpa), disfruta, no se lamenta. 

Den ese paso y empiecen a sorprenderse. No todo es como te lo cuentan. Pero ojo, si su respuesta es "no es tan fácil", en efecto, hay un paso "difícil" (y es el que frena a la mayoría): Ahora tu eres responsable de tu vida, ya no tienes a quién culpar. 

Me parece un precio bastante razonable para poder ser feliz ¿o no? 



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