martes, 25 de noviembre de 2014

Definir el destino...


Siempre he creído que lo difícil en la vida no es hacer lo que quieres sino saber qué lo quieres. La dificultad de tus objetivos variará pero antes que nada debes definirlos. La cantidad de detalles que tengas sobre lo que quieres será proporcional al tiempo que te tomará conseguirlo.

En la medida que defines el qué, irás armando un plan para llegar a ello, resultando así el cómo que es importantísimo porque tiene que ver con los valores y expectativas.

Los "destinos" serán variados dependiendo el área de tu vida que contemples. Deberás cuidar que sean compatibles para hacerlos posibles. Algunos estarán más claros que otros, ¡empieza por esos! verás como te ayudan a definir los que aún no tienes.

Un ejemplo de la falta de definición de un proyecto de vida es cuando le preguntan a la gente qué quiere ser y contesta "millonario". ¿Qué es ser millonario? ¿para qué quieres ser millonario? Esta respuesta es tan relativa que no ayuda a definir ninguna estrategia. Hay quienes quisieran ser millonarios para viajar en jets privados, hospedarse en hoteles exclusivos y comprar productos de lujo; otros para rodearse de celebridades; mientras algunos lo desean para poder pagar su hipoteca, comprarse un coche del año y viajar en verano. Especificando nos daremos cuenta que los primeros no quieren ser millonarios, sino multimillonarios; los segundos quizás no necesiten millones y con el trabajo indicado puedan acceder a lo que quieren, y los terceros necesitan solvencia financiera. Aún así la respuesta sigue siendo amplia porque abarca la vida entera de las personas como un sólo elemento.

Mi sugerencia es que dividas tu vida en varios segmentos (los que quieras considerar) como el trabajo, los amigos, la salud, el crecimiento personal o la familia; a partir de ahí piensa en detalle qué quieres, por qué, cómo y en cuánto tiempo. Habrá preguntas sin respuesta, no te preocupes tienes muchas respuestas en las que ocuparte mientras tanto.

Es literalmente un viaje. Puedes agarrar tu mochila, tomar el primer avión a cierto destino y decidir que conforme pase el tiempo irás viendo hacia dónde sigues; o puedes hacerte un itinerario completo, pagado por anticipado. En las dos opciones necesitas un primer destino y también en ambas te deparan muchas sorpresas.

¡Disfruta la travesía!

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