domingo, 30 de noviembre de 2014

Lección Dominguera

Los domingos son el día más libre de toda la semana, así que vamos a celebrarlos, disfrutarlos y gozarlos al máximo. Por eso he creado la "Lección Dominguera", que será divertida y versátil, nada complicada y absolutamente abierta. 

¡Disfruten!



¡Los domingos son días de pijamas! Solos, en pareja, con amigos, con amigas, con la familia, en la cama, viendo la tele, disfrutando la chimenea, de pijamada, con chocolate caliente, pizza, … hay cientos de opciones, pero la flojera/pereza y el descanso están a la orden del día.

Quédate en pijama y tómate el domingo, es tuyo. 

sábado, 29 de noviembre de 2014

Las pequeñas cosas...


Es sábado, por fin llegó el fin de semana, es tiempo de descansar y disfrutar… Excelente día para integrar esta lección en tú vida. 

Estoy segura que hay muchas cosas en tú día a día, que son increíbles y quizás ya has dado por hecho y no las aprecias tanto como deberías. Abre los ojos para poder verlas y acostúmbrate a disfrutarlas diariamente.

Yo llevo varios años haciendo esto y me ha ayudado a ser más feliz en la cotidianidad. Todos los días disfruto el lugar en el que vivo, disfruto la ubicación que tiene, disfruto pasear, disfruto los edificios que veo, disfruto poder escribir, disfruto de mis amigos, de mi familia, de la comida (¡uff!), etc. 

Lo más fácil es hacerte consciente de esas pequeñas cosas en tu tiempo libre. Así que este fin de semana obsérvalas y acostúmbrate a disfrutarlas. 

viernes, 28 de noviembre de 2014

Las cosas de quien vienen...


Todo lo que decimos proviene de nuestra experiencia, es imposible que demos una opinión o hagamos un comentario que no contenga aprendizaje individual. Igual de imposible es la famosa frase "si yo estuviera en tú lugar…" porque sí nosotros estuviéramos en el lugar del otro haríamos exactamente lo que él hizo.

Teniendo esto en cuenta, debemos tomarnos las cosas de quien vienen. Cada vez que alguien exprese su opinión o comente sobre nuestros asuntos, hay que observar bien quién es, cuál es su experiencia, qué hace… Para bien y para mal. (Por algo nuestros padres nos aconsejaban en la niñez y la adolescencia cosas que nos parecían locuras y que ahora entendemos).

En algunos casos hacemos si que aplicamos esta lección, como por ejemplo:
Cuando un niño se impresiona con lo inteligentes que somos, automáticamente sentimos ternura pero no nos lo creemos ya que viene de alguien con menos años de experiencia. 
Si tu jefe o mentor profesional habla de lo bueno que eres en tú trabajo, te llenas de orgullo, satisfacción y pones más empeño aún, ya que alguien "legítimo" te ha alabado. 

Pero generalmente, cuando alguien hace un comentario negativo nos lo tomamos a pecho y no nos damos cuenta que, quizás, ni siquiera tiene que ver con nosotros. Por ejemplo:
Cuando nos critican físicamente de inmediato pensamos que es cierto y nos sentimos pésimo, sin tener en cuenta que quien lo dijo puede ser alguien muy duro consigo mismo y sólo se está proyectando, o es una persona que le gusta hacer daño a los demás.
Los "consejos" sobre la manera en que vivimos (trabajo, pareja, familia, vida social) suelen hacernos tanta mella que a veces empezamos a vivir lo que los otros quieren, para evitar críticas; observemos bien quién nos "aconseja" porque seguramente está proyectando sus miedos y/o frustraciones.

Siguiendo esta lección viviremos tomando los consejos, comentarios y críticas de los demás para nuestro beneficio y crecimiento personal; desechando todo aquello que no nos sirva.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

¡Sonríe!


Las sonrisas se disfrutan, enamoran, te ponen feliz, hacen que sientas cosquillas en el estómago, encontentan…
Es curioso como a veces cuando sonríes desconciertas a la gente. Te preguntan "¿por qué sonríes?", ¿por qué no? es lo que contestaría yo. Aún así las sonrisas son contagiosas, lo cual es una excelente noticia, porque todos deberíamos sonreír más. 

Ya estamos a mitad de semana, hemos pasado la cuesta arriba del lunes y martes, se acerca el fin de semana que tanto nos encanta, así que el miércoles es un excelente día para empezar a ejercitar la sonrisa. Lo más fácil y placentero es iniciar con la gente querida, podemos seguir con quienes no tenemos mucha relación (personal del trabajo, vendedores, taxistas, meseros, etc.) y terminar con los más difíciles, aquellos a los que nos cuesta sonreírles (jefe, compañero de trabajo, familiares). Experimentaremos el poder de las sonrisas, lo bueno aumenta y si no existe, aparece; estamos de mejor humor, conseguimos lo que deseamos con mayor facilidad y/o amabilidad. Observa cómo cambia tú día, tú semana o tú mes, sonriendo.

¡Y qué no olvides regalarte una sonrisa en el espejo!








martes, 25 de noviembre de 2014

Definir el destino...


Siempre he creído que lo difícil en la vida no es hacer lo que quieres sino saber qué lo quieres. La dificultad de tus objetivos variará pero antes que nada debes definirlos. La cantidad de detalles que tengas sobre lo que quieres será proporcional al tiempo que te tomará conseguirlo.

En la medida que defines el qué, irás armando un plan para llegar a ello, resultando así el cómo que es importantísimo porque tiene que ver con los valores y expectativas.

Los "destinos" serán variados dependiendo el área de tu vida que contemples. Deberás cuidar que sean compatibles para hacerlos posibles. Algunos estarán más claros que otros, ¡empieza por esos! verás como te ayudan a definir los que aún no tienes.

Un ejemplo de la falta de definición de un proyecto de vida es cuando le preguntan a la gente qué quiere ser y contesta "millonario". ¿Qué es ser millonario? ¿para qué quieres ser millonario? Esta respuesta es tan relativa que no ayuda a definir ninguna estrategia. Hay quienes quisieran ser millonarios para viajar en jets privados, hospedarse en hoteles exclusivos y comprar productos de lujo; otros para rodearse de celebridades; mientras algunos lo desean para poder pagar su hipoteca, comprarse un coche del año y viajar en verano. Especificando nos daremos cuenta que los primeros no quieren ser millonarios, sino multimillonarios; los segundos quizás no necesiten millones y con el trabajo indicado puedan acceder a lo que quieren, y los terceros necesitan solvencia financiera. Aún así la respuesta sigue siendo amplia porque abarca la vida entera de las personas como un sólo elemento.

Mi sugerencia es que dividas tu vida en varios segmentos (los que quieras considerar) como el trabajo, los amigos, la salud, el crecimiento personal o la familia; a partir de ahí piensa en detalle qué quieres, por qué, cómo y en cuánto tiempo. Habrá preguntas sin respuesta, no te preocupes tienes muchas respuestas en las que ocuparte mientras tanto.

Es literalmente un viaje. Puedes agarrar tu mochila, tomar el primer avión a cierto destino y decidir que conforme pase el tiempo irás viendo hacia dónde sigues; o puedes hacerte un itinerario completo, pagado por anticipado. En las dos opciones necesitas un primer destino y también en ambas te deparan muchas sorpresas.

¡Disfruta la travesía!

lunes, 24 de noviembre de 2014

Cambiar es más fácil...


Muy a menudo escucho a la gente hablar de lo difícil que es cambiar, es casi un lamento aunque a mi me suena más a excusa.

Cambiar no es tan difícil, siempre y cuando realmente quieras hacerlo (recordemos ser sinceros con nosotros mismos). A partir de ahí simplemente hay que ejercitar el cambio y hacerlo costumbre.  

En este post comparto cómo lo hago yo, esperando que te sirva. Para eso voy a utilizar un ejemplo (inventado) de manera que sea aún más fácil.
Digamos que se trata de una mamá que siente que le grita demasiado a sus hijos y quiere dejar de hacerlo.

Lo primero es aceptar el cambio y estar convencido. ¿Qué quiero cambiar? ¿Por qué? ¿En qué me va a beneficiar? 
Eje: Quiero dejar de gritarle a mis hijos porque que se que los daño y se alejan de mi. A veces siento que se han vuelto sumisos y me tienen miedo, eso me hace sentir culpable.

Luego debemos reflexionar ¿Por qué lo hago? ¿Qué gano con esto? Tendemos a querer cambiar algo porque vemos su lado negativo, pero al no asumir lo positivo corremos el riesgo de no conseguir nuestro objetivo.
Eje: Cuando le grito a mis hijos automáticamente hacen lo que les digo, no tengo que insistir, ni perseguirlos. Mis gritos hacen obedientes a mis hijos, es una obediencia cómoda.
Después de resolver este punto, vuelve a preguntarte si realmente quieres cambiar.

Otro paso importante es recordar situaciones donde hiciste aquello que quieres cambiar, de manera que te sea fácil identificar momentos de "peligro". De esta forma, la siguiente vez que estés en una circunstancia parecida sabrás que corres el riesgo de volver a hacerlo.
Eje: Les grito cuando deben hacer la tarea, cuando es hora de su baño, cuando quiero que vengan a ayudarme con algo, etc.

Ya tienes asimilada toda la información y estás convencido, lo siguiente es el día a día: convertir tú cambio en costumbre.

Al principio seguirás haciendo lo que no querías y después te arrepentirás.
Tranquilo, esa es la clave: identificar. 
Poco a poco te darás cuenta más rápido, ya no hasta el final sino durante la acción, luego cuando estés empezando y así progresivamente hasta que empieces a identificarlo antes de hacerlo; en ese momento ya estarás cambiando.
Eje: Los primeros días le seguía gritando a mis hijos y después me sentía muy mal. La siguiente semana cuando les estaba gritando me daba cuenta que tenía que parar, así que bajaba el tono drásticamente e intentaba darle otro matiz a la conversación. Tres semanas después, antes de gritarles me daba cuenta de lo que iba a hacer y me contenía. Aprendí a hablarle a mis hijos adaptando mis maneras según la situación. No sólo superé el no gritarles, sino que mejoré la comunicación con ellos.

Ten paciencia porque las cosas no suceden de un día para el otro pero suceden. Lo que tardes en conseguirlo dependerá del tamaño del cambio, la urgencia de aplicarlo, lo convencido que estés y el tiempo que lleves haciéndolo.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Ser sincero contigo...


Casi todos hemos estado en una situación en la que nuestro cuerpo o una voz en nuestra cabeza nos dice que hagamos algo pero nos empeñamos en hacer lo contrario. El ejemplo más fácil es alguna relación sentimental de la que no estabas realmente convencido pero buscabas un listado de cosas "positivas" para mantenerte ahí. Al final no funcionó y ahora que miras hacia atrás piensas que perdiste el tiempo en algo que, en el fondo, sabías que no iba a marchar bien.

No estoy diciendo que haya que guiarse por corazonadas o escuchar "la voz de Dios en tu corazón", ni nada por el estilo. Esto se trata de ser sinceros. Esa vocecita que te pedía que no aceptaras el trabajo aunque todo el mundo opinaba que era la mejor decisión, esa voz era tuya, eras tú pidiéndote tomar la decisión correcta más allá de la opinión social o del "deber ser".

En la medida que somos sinceros con nosotros mismos la vida se torna más fácil. Eso no quiere decir que evitemos sufrimientos pero si que serán menos y más cortos. Porque cuando más allá de una lista de razones, decides cortar con tu pareja debido a que no te acaba de convencer, quizás estés triste durante un tiempo, la eches de menos, pero no vas a alargar una situación incómoda que luego será más dolorosa de romper.

Cuando rechaces ese trabajo que todos opinaban que era genial y te quedes tranquilo con el trabajo que tienes, llegará lo que estabas buscando y pensarás "que bueno que esperé". O por el contrario, cuando aceptes ese trabajo que te genera emoción, a pesar de que "el deber ser" dicte que no te conviene, estarás feliz de tomar la decisión y resultará buena.

Ser sincero contigo mismo no evita equivocarte, ni sufrir, aunque si reduce ambas también te quita ansiedad y abre las puertas a un montón de opciones nuevas y mejores. Haz lo que más te apetezca, de lo que estés convencido, escucha a tu yo interno (ese es el sincero) y confía. Confía en él porque eres tú y tú sabes lo que haces y lo que quieres.

viernes, 21 de noviembre de 2014

No puedes predecir tu vida...


Una persona próxima a cumplir 30 años le pidió a gente mayor de 37 que le escribieran esos consejos que les hubiera gustado saber antes de vivir su tercera década.

Este es un fragmento de lo que escribió Thomas, de 56 años:

"A menos que ya estés muerto -mental, emocional y socialmente- no puedes predecir tu vida dentro de 5 años o más; las cosas no se van a desarrollar como las estás esperando, así que para de hacerlo. Deja de asumir que puedes planear con mucha anticipación, deja de obsesionarte con lo que pasa ahora mismo porque de todos modos va a cambiar. Supera el trauma de tener que controlar el rumbo de tu vida. Afortunadamente, dado que lo que te digo es cierto, puedes aprovechar más oportunidades sin perder nada a cambio; no puedes perder lo que nunca has tenido. De todos modos los sentimientos de pérdida están simplemente en tu cabeza y poco importarán en el largo plazo."

Dicen por ahí que si quieres hacer reír a Dios le cuentes tus planes.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Ir contra el sistema...


Se habla mucho de ir contra el sistema, algunos se consideran luchadores incansables, enemigos del "Sistema" (sí, con mayúscula porque es nombre propio) y otros víctimas indefensas del mismo. Desde el que habla de una revolución masiva e insulta citando a la  ignorancia y los borregos; hasta el que comenta como odia tantas cosas, pero no puede hacer nada para resolverlas.

¿Qué o quién es el Sistema? Podríamos tener cientos de miles de definiciones: políticas, económicas, religiosas, culturales, todas en una, percepciones, adivinanzas, conceptos individuales, grupales, etc.. ¿Cómo vamos a luchar contra algo que ni siquiera sabemos, a ciencia cierta, qué es? Y ¿por qué tenemos que luchar?

Vivir la vida a tu favor inhabilita cualquier sistema pero no es fácil porque nadie nos ha enseñado a hacerlo. En primer lugar, la simple frase puede sonar a egoísmo o a hacer daño a los demás para conseguir lo que quieres. Y ahí empieza el problema. Pensar en tu bienestar, en tu tranquilidad, en tu felicidad, no es egoísta. De hecho es lo mejor que puedes hacer por ti y por los demás.

Cuando nuestro bienestar depende de otros, sólo encontramos frustración. Y eso es lo que se nos ha enseñado; esperamos que la gente cambie, esperamos que el gobierno mejore, esperamos que nuestro jefe nos de el trabajo que queremos, esperamos que nuestra pareja nos haga felices. Y así como esperamos, también culpamos. Culpamos a nuestros amigos, a nuestros padres, a nuestras parejas, a nuestro jefe, a nuestro gobierno. Es en ese punto cuando nos damos cuenta de que no tenemos herramientas para que suceda todo lo que queremos y en lo que creemos, que no tenemos posibilidad de decisión en nuestra propia vida y por lo tanto, tampoco tenemos responsabilidad. Ahí aparece "el Sistema", ese gran mito al que se puede describir de maneras tan variadas. El Sistema nos frustra, nos inhabilita, no nos deja vivir. 

Cada vez hay más gente que para un momento, piensa, reflexiona, se sale del mito y decide hacer su vida, suya.  Asume la responsabilidad de su vida, de lo que le sale "bien" y lo que le sale "mal", lo que le gusta y lo que no; aprende de sus vivencias, resuelve sus problemas... Vive a favor suyo. Así no existe enemigo, la culpa no es de nadie (no hay culpa), disfruta, no se lamenta. 

Den ese paso y empiecen a sorprenderse. No todo es como te lo cuentan. Pero ojo, si su respuesta es "no es tan fácil", en efecto, hay un paso "difícil" (y es el que frena a la mayoría): Ahora tu eres responsable de tu vida, ya no tienes a quién culpar. 

Me parece un precio bastante razonable para poder ser feliz ¿o no? 



miércoles, 19 de noviembre de 2014

Pasarlo bien...


Juanma estaba de vuelta en su ciudad después de haber vivido fuera por trabajo, durante un año y medio. Fuimos a cenar y contó varias historias de la gente que conoció del otro lado del mundo: fiestas, viajes, anécdotas graciosas. Nos subimos al coche para volver todos a casa y empezó a mostrarnos fotos de sus sobrinos; se veía orgulloso y contento, los niños eran adorables y se notaba que lo pasaban bien con su tío. De pronto, la novia de uno de sus amigos dijo "Que bien te lo pasas, ¿no?", había un poco de envidia en su comentario. Recuerdo perfecto como Juanma volteó a verla, sonriendo inocentemente -como si no hubiera percibido la mala vibra- y dijo "¡Claro! Pasarlo bien es gratis".

La frase se quedó resonando en mi cabeza. Él la pasaba bien lejos de casa, lo cual sonaba muy obvio al escuchar sus historias pero no para cualquiera es fácil irse a vivir sólo a un país desconocido. También lo pasa bien en casa, de vuelta con los amigos, con sus sobrinos, con su familia. Lo pasó bien esa noche con nosotros y debo decir que siempre que he visto a Juanma lo ha pasado bien.

Después de eso tuvo que afrontar ciertas dificultades profesionales, debía escoger hacia dónde encaminar su carrera y las opciones que tenía eran en distintos puntos geográficos, unos mucho más atractivos que otros. Él es un tipo muy serio en lo laboral, entregado, incluso demasiado intenso por lo que le da mil vueltas a este tipo de decisiones, las revisa de arriba a abajo, ve pros y contras... Dentro de toda esta compleja reflexión me fascinó darme cuenta que cuando tenía que imaginar cómo sería su vida personal en las distintas ciudades, siempre era positiva. Juanma no lo pasa mal ¿para qué? ¿por qué? si pasarla bien es gratis.

*Y cuesta lo mismo pasarlo bien que mal.



martes, 18 de noviembre de 2014

La gente viene a tu vida por una razón...




Y la frase sigue con: "...cuando te des cuenta de por cuánto tiempo es, sabrás qué hacer exactamente."

A veces miras hacia atrás y ves a tanta gente que ha pasado por tu vida, que fueron grandes amigos o con la que viviste importantes momentos. Les envías un mensaje por Facebook, Whatsapp o e-mail, les dices cuántas ganas tienes de volver a verlos, ellos te contestan lo mismo, pero se queda sólo en palabras. A algunos ni siquiera puedes escribirles porque perdiste contacto o la cosa acabó mal y ya no se hablan. Todo esto puede producirte dolor, frustración o tristeza por eso esta lección es tan importante para mi. 

La aprendí hace unos 9 meses, me la dijo mi tía cuando yo le contaba la historia de una gran amiga con quien ya no me hablo. Es una frase que repito constantemente en mi cabeza -a veces diario- que me ha ayudado a entender que no todas las personas que pasan por tu vida se quedan y eso no tiene nada de malo. Aceptarlo es liberador.

Seguramente alguna vez has conocido a alguien en una reunión, cena o fiesta; estuvieron hablando y de pronto hicieron conexión en algún tema o situación concretos, incluso te emocionaste "¿cómo puede ser que estemos parados en un punto tan similar o que pensemos lo mismo?". Luego te dijo alguna frase o idea que te dejaron marcado, intercambiaron contactos, quedaron de verse, pero en realidad eso nunca sucedió. Fue alguien que apareció fugazmente y nada más. ¡Aprovecha eso! No te obsesiones, seguramente no hay más ahí que lo que sucedió, saca lo mejor del momento y sigue.

Por otro lado, tienes amigos que conoces desde hace muchos años, una vida quizás, con los que hablas de vez en cuando, ves en sus cumpleaños o en momentos importantes y puntuales. Sabes que con ellos es como si el tiempo no pasara, que siempre están ahí, que te conocen y los conoces, que no necesitas hablarles cada semana para mantener la amistad.

Podría seguir describiendo y generalizando muchos tipos de personas que pasan por nuestra vida, sólo debemos dejar que las cosas fluyan y no aferrarnos a nadie. Entender quien está y por qué, y a quien debemos dejar ir. 

Yo me aprendí la frase y cada vez que estoy pensando en alguna situación así, acordándome de viejos amigos, gente que desapareció de mi vida, incluso de cómo han cambiado mis relaciones (para bien o mal) con personas que siguen formando parte de mi camino; recuerdo esta frase y me llena de calma.

NOTA: Hay algunas frases que encontrarán en inglés debido a su estructura, procuraré que no sean muchas y siempre las encontrarán traducidas. 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Este es el principio...


Nadie puede decidir por nosotros. Podemos escuchar consejos,  soportar gritos y chantajes, observar ejemplos y aprender de ellos, etc. Hay muchísimos factores que influyen en nuestras decisiones, pero no debemos responsabilizar a ninguno de ellos de lo que nosotros decidamos y/o hagamos.

En este blog encontrarás aprendizajes, consejos, o lecciones (como quieras llamarlos), cada uno tendrá una reflexión y explicará mi punto de vista. Haz con ellos lo que te plazca, será un placer extraordinario que cualquier cosa que suba aquí sirva para que reflexiones, la cuestiones, para aprender o desaprender, para lo que quieras.

Este es el principio del blog y servirá para lo que quieras y decidas. 
Agradeceré que me cuentes si te sirve para algo (o para nada), que lo cuestiones, que compartas si no estás de acuerdo, que cuentes alguna anécdota. ¡Haz lo que quieras!
Para mi también es el principio. El principio de compartir algo que he reflexionado durante mucho tiempo, a lo que le he dado vueltas, en lo que he trabajado... es el principio de compartir mi aprendizaje esperando encender algo en ti.

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